Preciosa...

Decidí no prometer y dejar de pedir perdón para poder tenerte de vuelta. Cada palabra de lo que sentiste vino con una verdad que no quería reconocer. Diste todo lo que pudiste dar, tu corazón y tu confianza, pero en un momento lo olvidé, no con intención sino con egoísmo, miedo y mis heridas pasadas. Quisiera decirte todas las cosas que hubiera hecho diferente, pero no puedo cambiar lo que hice. Quisiera haber recordado cada palabra de amor que vino de tu ser, pero no puedo cambiar la memoria que causé en tus heridas. Te compartí las partes de los pedazos rotos de mi, y aún cuando comenzaste a restaurarlo, mi miedo de ser herido y rechazado causó que te lastimara con los filos de esos recuerdos. Me mostraste un amor incalculable y que se fortaleció en la espera, pero me sentí intimidado sin reconocer que no estaba listo aún para ser la vasija nueva que no se quebrara con vino nuevo.

Hoy reconozco todo esto, y abrazando el silencio que me acompaña, el susurro del Espíritu y el recuerdo de tu voz diciéndome "Lo estás haciendo bien", "Todo va a estar bien", "Yo sólo quiero que seas el verdadero tú" comparto el proceso que comenzaste en mí. Porque todo lo que eres para mí, es bueno.

Decidí no prometer y dejar de pedir perdón, porque quiero demostrarme que quiero ser el verdadero yo, adaptado a un amor mutuo saludable, que merezco ser feliz y ser amado, que Dios sana mis heridas y me permite continuar con alguien que resalta esa mejor versión de mi. Como quiero ser lo mismo para tí, reconocí, identifiqué y comencé la búsqueda de la sanidad de mi vida. Y la encontré.

Quiero que vuelvas a sentir seguridad, confianza y alegría conmigo si me lo permites.

Te amo

Create Your Own Website With Webador